jueves, 6 de marzo de 2008

Dicen que lo que no se usa...

Dicen que lo que no se usa se atrofia.
Pueda ser, quizás, que además de perder su funcionalidad
pierda su presencia de tal manera
que ni siquiera se lo eche en falta.
¡Horror! ¡Pánico!
¿Sera esto realmente así?

¿Qué ocurre cuando la mente queda atrapada en el flujo de eventos del televisor?
No puedo negarlo, a veces, de ese aparato tan increíblemente ligado al ser humano
salen imágenes, informaciones, sonidos realmente interesantes y estimulantes.
A veces me llega el germen de una creación.
Ver a otras personas y a sus creaciones, en ocasiones,
Me provoca el sentimiento de que
” yo también sería capaz”.
Otras veces me indigna tanta mentira y creación sintética de productos comerciales.
Toda clase de bienes de consumo tratan de calar en tu deseo,
camuflándose una y otra vez,
revistiéndose de un halo que promete envolverte a ti cuando los poseas.
Y siempre prometen las mismas cosas,
da igual que te quieran vender un coche o una canción
el caso es que vas a follar todo lo que quieras, vas a ser especial
más inteligente, mejor que los que te rodean,
Vas a ser el objeto de deseo mas irresistible
de los hombres y mujeres mas atractivos y deseables.
Vas a disfrutar de la vida, a ser libre,
a tener experiencias intensas que te harán sentir realmente vivo.

A veces te das cuenta…
y te dan ganas de salir de ese letargo en el que vives cuando tu mente es conducida por los
caminos de la televisión. Y esta sensación es muy poderosa.
Y adictiva.
“Yo también seria capaz” no estoy del todo perdido…
Hay algo en mi interior que reconoce lo que realmente tiene valor cuando lo ve.
Hay algo en mi interior que tiene valor real.
No soy solo esa parte que el marketing trata de alcanzar una y otra vez.
No soy uno mas de un rebaño, del combustible de una gran maquinaria.
No soy un animal con un yugo en el cuello y una zanahoria delante.
¡Me niego! ¡Me resisto!
Pero esa sensación es tan fugaz como las imágenes del televisor.
De repente eso que te ha provocado un pequeño despertar,
esa entrevista, programa, película o lo que sea…Termina.
Tu mente ha comenzado a moverse por si misma, has escapado!
Pero dicen que...
Lo que no se usa se atrofia.
Quizás no te has dado cuenta pero llevas mas de dos horas viendo la tele.
Has perdido la noción del tiempo y estabas como de vacaciones mentales.
Tu despertar fue real
y duró ¿Cuánto? ¿Segundos?¿Minutos?
Tu pensamiento independiente esta atrofiado.
Tu mente esta mas habituada al pensamiento dependiente
O lo que es lo mismo a pensar lo que otros quieren que pienses.
Te das cuenta, lo sabes y sin quererlo ya te has enganchado a lo siguiente en la programación.
Posiblemente una basura como casi todo pero arrastra a tu débil mente
de tal manera que en unos momentos,
tu brillante idea,
tus ganas de hacer algo que exprese el tesoro que duerme en ti,
Van perdiendo definición…
se esfuman dejando ese típico sabor de boca que es lo último en desaparecer:
“yo también sería capaz”
Comienzas a sentir la ausencia de, quizás,
la sensación mas auténtica y real que has tenido en todo el día.
La ausencia de ti mismo.
Te buscas desesperado entre el montón de canales,
tratas de encontrar algo que estimule de nuevo tu pensamiento independiente
algo habrá entre tanta basura que merezca la pena.
Zap, zap,zap…poco a poco vas cayendo nuevamente en el letargo,
agotando tu energía lentamente
hasta que te duermes por puro hastio y agotamiento.

Ni se, ni me acuerdo, cuantas veces he vivido esto.
Cuanto tiempo perdido que podría haber invertido en realizar mis sueños,
los de verdad y no los que nacen de los intereses manipuladores de otros.
Hoy comencé a sentir horror… ¡Pánico!
Porque en uno de esos destellos fugaces, en un arrebato independentista,
Mi mente desarrollo esta idea:

“Dicen que lo que no se usa se atrofia.
Pueda ser, quizás, que además de perder su funcionalidad
pierda su presencia de tal manera
que ni siquiera se lo eche en falta”

Hoy por primera vez tuve el coraje suficiente de no esperar a mañana,
De no conformarme con la sensación de que “yo también sería capaz”,
y enfrentarme a la realidad para descubrir si realmente lo soy.
Apagué el televisor y comencé a escribir este texto.
¿Quién sabe cuándo será la última oportunidad?
No pienso esperar el día en que
tan atrofiada este mi voluntad
que ni siquiera la eche en falta.